La regeneración de la fibra de alpaca: un cambio de paradigma en el corazón de los Andes
¿Han escuchado la palabra regeneración? ¿Saben cómo se está aplicando en la producción de la fibra de alpaca? Este concepto está revolucionando la industria alpaquera, yendo más allá de la sostenibilidad. Mientras que la sostenibilidad busca mantener recursos para el futuro, los procesos regenerativos no solo conservan, sino que restauran y enriquecen los ecosistemas de donde proviene esta preciada fibra.
En el corazón de los Andes, donde las alpacas han sido criadas por siglos, los pastizales enfrentan la presión del cambio climático y la sobreexplotación. Sin embargo, marcas como Alpaqaytu están liderando un cambio de paradigma al implementar prácticas de ganadería regenerativa. Estos métodos no solo mejoran la calidad de vida de los animales, sino que también regeneran los pastos y ecosistemas que los alimentan, ofreciendo una solución a largo plazo para preservar la biodiversidad y el bienestar de las comunidades alpaqueras.
Alpaqaytu: mucho más que hilados de alta calidad.
El enfoque de Alpaqaytu va más allá de la producción de hilados de alta calidad. Su compromiso es claro: garantizar que la cría de alpacas y la recolección de su fibra no solo sean económicamente viables, sino ecológicamente beneficiosas. Además de la regeneración de pastizales, la marca cree en un futuro donde tanto las personas como la tierra puedan florecer juntas. A continuación, compartimos una entrevista con sus fundadores, Cristina y Oscar, quienes nos hablan de su visión y el impacto de su trabajo regenerativo.
¿Cómo nació Alpaqaytu?
CRISTINA: Soy diseñadora de modas y descubrí la fibra de alpaca en 2007 al trabajar para una ONG en Cusco. Fue allí donde aprendí a tejer y descubrí todo el proceso de extracción de la fibra de alpaca. Me llamó la atención que las artesanas locales utilizaban conos de hilo industrial para sus tejidos, mientras que las fibras que ellas mismas producían eran vendidas a intermediarios, quienes luego las comercializaban a precios mucho más altos. Eso me hizo pensar en recuperar las técnicas artesanales, y en 2017 comencé a fabricar mis propios hilos, aunque solo para uso personal. Sin embargo, a mis colegas les gustaron tanto que empezaron a pedirme que les vendiera el material que producía. Fue entonces que, en 2019, decidí junto a mi esposo fundar Alpaqaytu, una marca dedicada a ofrecer fibras trabajadas artesanalmente, pero optimizando el proceso para obtener una fibra más pura.Comenzamos trabajando con hilanderas de Sicuani, quienes ya tenían una gran experiencia en el oficio. Luego vino la pandemia, y aunque fue una época difícil para muchos, a nosotros nos favoreció porque en las provincias la vida continuaba con bastante normalidad, lo que nos permitió seguir produciendo.
OSCAR: Desde 2005 he trabajado en el sector camélidos, uno de los más vulnerables, pero con gran potencial en el país. A pesar de la inversión de ONGs y gobiernos, me frustraba ver que las familias productoras no mejoraban económicamente, mientras que las prendas de alpaca se vendían a precios elevados en tiendas. Pensé: "¿Por qué no transformamos la fibra nosotros mismos?" y, con Cristina, creamos Alpaqaytu, una empresa con un enfoque regenerativo que abarca toda la cadena de producción y comercialización.
¿Cuál es el proceso para generar las madejas?
Cristina: Trabajamos mano a mano con las comunidades en la esquila, la clasificación y el acopio de fibras. Utilizamos principalmente fibra de baby alpaca, y las de menor calidad se destinan a la producción de fieltro. Luego, la fibra pasa por un proceso de lavado, escarmenado, cardado y peinado, antes de enviarla al taller en Sicuani, donde las artesanas la hilan en diferentes grosores.
Oscar: Hemos adaptado equipos para el trabajo con alpaca, ya que la mayoría de las máquinas están diseñadas para la lana de oveja. También capacitamos a las comunidades en su uso y vendemos este equipamiento.
El teñido se realiza a mano en ollas, utilizando técnicas naturales y ecológicas que no dañan el medio ambiente. Aunque algunos colores vibrantes no se logran con teñidos naturales, siempre buscamos opciones sostenibles.
Entiendo que al perfeccionar sus procesos para obtener fibras de alta calidad, también enfrentan desafíos importantes, no solo en términos de costos económicos, sino también en cuanto al impacto ambiental. Es esencial encontrar un equilibrio entre la producción eficiente y la preservación de los recursos naturales, especialmente cuando hablamos de prácticas tradicionales como el teñido. ¿Podrían hablarnos más sobre el costo ambiental asociado con este proceso?
Oscar: El costo ambiental del teñido es considerable. Para obtener un kilo de hilo teñido de manera natural, se necesitan hasta 3 kilos de hojas, lo que puede causar depredación de plantas si no se gestiona de manera responsable. Aunque existen alternativas a escala con ingredientes como la cochinilla, índigo, nogal y tara, que tienen una producción más sostenible, otras plantas como la cacasunca, la flor de retama o la flor de tarwi solo florecen en temporadas de lluvia, lo que limita su uso. Por eso, a veces ofrecemos teñidos en pequeñas cantidades o simplemente informamos que no se puede producir más sin comprometer la sostenibilidad.
En cuanto al proceso, también utilizamos tintes certificados y hemos diseñado un equipo específico para teñir. Durante el teñido, la fibra pierde parte de su suavidad debido al calor, pero luego la tratamos con suavizantes biodegradables para devolverle su textura original. Finalmente, empaquetamos las madejas en presentaciones de 100 gramos, listas para enviar a los clientes o distribuir en tiendas.
Teñido artesanal
Es evidente que no solo se preocupan por la calidad del producto y el impacto ambiental, sino también por mantener un enfoque responsable con las comunidades que hacen posible este trabajo. En este tipo de producción, la colaboración con las personas locales es esencial para asegurar un desarrollo sostenible y justo. Me gustaría saber más sobre el aspecto social de su empresa y con qué comunidades trabajan.
Cristina: Trabajamos con varias comunidades, como Marampaqui, Curasuyo y Huarucuni en Cusco, y Tañiwa y Chilihua, en la frontera con Puno, específicamente en el distrito de Ñuñoa. Estas comunidades se dedican a la cría de alpacas y la esquila, pero nuestra relación va más allá de la compra y venta. Nosotros pagamos entre un 40% y 50% más por esta fibra, lo que motiva a las comunidades a seguir estos lineamientos. Si les pagáramos lo mismo que los demás, no verían el valor de su esfuerzo en el programa que les proponemos seguir, que es la regeneración de la fibra de alpaca.
Oscar: En Alpaqaytu, nuestro enfoque está en mejorar los métodos de cría de alpacas en las comunidades a través de la regeneración de pastizales. Esto nos distingue, ya que aplicamos prácticas de ganadería regenerativa, lo que nos ha permitido desarrollar la primera fibra de alpaca regenerativa del mundo.
No solo buscamos sostenibilidad, que consiste en usar recursos sin comprometer el futuro, sino regeneración: devolver más de lo que tomamos, para asegurar que las comunidades y las alpacas prosperen a largo plazo.
Juana y Paola, parte del equipo de hilanderas de Alpaqaytu
¿Qué significa realmente la regeneración de la fibra de alpaca y cómo la aplican en Alpaqaytu?
Oscar: La fibra regenerativa no solo aporta grandes beneficios al ecosistema, al bienestar animal y a la mitigación del cambio climático, sino que también es más justa con las familias. Pagamos hasta un 50% más que el mercado convencional, reconociendo el esfuerzo de las comunidades por implementar prácticas sostenibles. Nosotros valoramos y apoyamos a quienes se comprometen con el futuro de la alpaca y el planeta.
En las diferentes comunidades implementamos sistemas de riego, cercos de manejo, resiembra de pastos y otras prácticas que mejoran la alimentación y las condiciones de las alpacas. En zonas altoandinas, la mortalidad de alpacas durante el friaje suele ser de 25-30%, pero gracias a nuestro proyecto, hemos logrado reducirla casi a cero.
Este proyecto también incluye planificación a largo plazo, pensando en cómo estará el ecosistema en 10 años. Sin embargo, el nulo apoyo de las autoridades y la falta de coordinación entre instituciones nos limita, aunque seguimos adelante porque entendemos la importancia de este trabajo.
Eso es raro porque somos los principales productores de alpaca y nosotros deberíamos liderar la regeneración de la alpaca. Si no tomamos acción, pronto dejaremos de liderar el mercado de fibra de alpaca a nivel mundial.
Cristina: En países como Australia, la cría de alpacas está creciendo gracias a subsidios, mientras que en Perú nos hemos estancado. Antes teníamos el 86% de la población mundial de alpacas, pero ahora hemos bajado al 78%. En otros lugares, la cría de alpacas se vuelve rentable, pero aquí no.
Oscar: El mercado actual es muy injusto. En Alpaqaytu, buscamos cambiar eso, ayudando a las familias alpaqueras a transformar su propia fibra con los procesos adecuados. Para ello, estamos desarrollando tecnología accesible economicamente, porque una hiladora industrial puede costar hasta $70,000, lo cual está fuera de su alcance.
Hace cuatro años empezamos a construir mini plantas de procesamiento. Ahora en Huancavelica, donde dejé tres plantas, ya hay seis. Estoy convencido de que llegará el día en que los artesanos no venderán su fibra fina, sino que la transformarán ellos mismos. Y cuando eso ocurra, la industria se preguntará: "¿A dónde se ha ido la fibra de mejor calidad?"
En resumen, ¿cuál es el objetivo de Alpaqaytu?
Cristina: Desde mi perspectiva, es ofrecer un producto hecho a mano con un alto estándar de calidad que no solo genere ingresos para la empresa, sino también mejores retribuciones económicas para los criadores y artesanos. Buscamos que se desarrollen en los ámbitos educativo, social y ambiental. El empoderamiento de quienes están detrás de nuestras madejas es clave.
Ese es su valor agregado, lo que los hace diferentes...
Cristina: Exacto, junto con nuestra labor de regeneración de pastizales a través de la crianza de alpacas. Queremos difundir este enfoque en todo el país, para recuperar los ecosistemas y mejorar tanto la vida de las alpacas como de sus criadores. ¡Ese es nuestro sueño, y esperamos que pronto se le dé la importancia que merece!
Es crucial comunicar todo el proceso detrás de la obtención de la fibra. Conocer la historia hace que sea más interesante y permite al comprador tomar decisiones más responsables. Al entender lo que hay detrás, muchos preferirían apoyar un proceso sostenible, o mejor aún, regenerativo.
Cristina: Sí, lo hacemos, pero principalmente para clientes extranjeros. A veces nos desanimamos porque en Perú a la gente no le importa tanto o no presta atención, aunque sabemos que también es importante comunicarlo aquí.
Hablemos de los productos que produce Alpaqaytu. ¿Qué fibras ofrecen?
Cristina: Nosotros ofrecemos hilado artesanal mejorado de fibra de alpaca y oveja merino, y esperamos incursionar pronto en otros camélidos como la llama o la vicuña. También producimos fieltro de alpaca y oveja.
Nuestras etiquetas cuentan la historia de cada madeja. Sabes de qué rebaño proviene, quién es el criador, y el nombre de la persona que hiló esa fibra. Es nuestra manera de reconocer y honrar a todos los que hacen posible este trabajo.
Bety, Josefina y Filomena
Oscar: Queremos que las personas valoren la fibra de alpaca no solo por su calidad y competitividad, sino también por el esfuerzo inmenso de quienes trabajan día a día para ofrecerla.
Cada madeja lleva consigo la dedicación de una comunidad que se esfuerza por preservar sus tradiciones, su tierra, y su futuro.
Cristina: Invitamos a todos a visitar nuestra página web. No solo para adquirir nuestros productos, sino también para conocer el mundo de la alpaca, nuestra visión, y el profundo compromiso que tenemos con la responsabilidad social y ambiental. Este no es solo un negocio, es nuestra manera de contribuir al desarrollo sostenible de la industria alpaquera, un sueño que queremos compartir con todos.